lunes, 25 de abril de 2016

Clases de COMIENZOS

Como ya hemos mencionado, estamos tomando como como base principal para esta primera parte del curso el libro de Silvia Adela Kohan "Como escribir Relatos". En su libro podrán encontrar mas ejemplos de cada tipo de inicio y es de este libro que adoptamos - en su mayor parte- la siguiente tipología. Ahora, debido a que este blog es empleado como auxiliar en las asignaturas relacionadas con medios audiovisuales, en ocasiones muestro como ejemplo material de esta índole.

Tipología de inicios en una Narración.
  1. Según el desarrollo de los acontecimientos: 
    -por el inicio de la historia.
    -por el medio de la historia.
    -por el final de la historia.
  2. Iniciar con una frase o cita.
  3. Comenzar con una particularidad del personaje (en su actuación o en su aspecto).
  4. Comenzar contando un hecho general, para ir poco a poco ingresando en una vida particular (partir de lo general a lo particular)
  5. Comenzar con un sentimiento y enlazar con una descripción ampliatoria.
  6. Comenzar con un hecho sorpresivo.
  7. Comenzar con una frase breve (información puntual)-más datos- frase breve que indica la primera acción (inicio "Boomerang")
  8. Comenzar hablando de una segunda persona, un interlocutor o al lector.
  9. Comenzar con una acción colectiva en un largo párrafo.
  10. Comenzar con una referencia especial al lugar.
  11. Comenzar con una indicación temporal. (futuro o pasado)
  12. Comenzar prometiendo un suceso y no dar más que algunos datos mínimos acerca del mismo (sin revelar el suceso). 
Expliquemos cada uno.

1.- De entrada podemos clasificarlos de acuerdo con el punto de inicio en relación a la historia :

  • Por el inicio de la historia.

Este es lo normal, lo mas común, por ello ni ejemplo pongo.
  • Por el medio de la historia.

El inicio de la novela mas conocida de Robert A. Heinlein Tropas del Espacio (Starship Troopers) inicia con la historia ya empezada para posteriormente regresarse a modo de un largo "flashback" donde se narra la historia personal del protagonista antes de regresar al punto de inicio en la narrativa.
 como ejemplo veamos la adaptación cinematográfica:

 Un ejemplo mas reciente lo constituye nada menos que "DEADPOOL", la cual inicia con el personaje principal en pleno enfrentamiento con miembros de la mafia rusa, para en el momento de mayor clímax realizar un flashback donde se narrara el origen de Deadpool hasta llegar al momento donde empezó el film, a mitad del mismo.
  


  • Por el final de la historia.

Quizás el mejor ejemplo sea la película "Memento" de Christopher Nolan, la cual es narrada literalmente del final hasta el principio.


Otro buen ejemplo es "Una Noche para Sobrevivir" (Run All Night) la cual inicia precisamente casi al final de la Peli:


  • 2. Iniciar con una frase o cita.

"Fundación". de Isaac Asimov
“Hari Seldon-…nacido en el año 11988 de la Era Galáctica; murió en el 12069. Las fechas se encuentran con más frecuencia en términos de la presente Era Fundacional como -79 al año 1 E.F.”

Personalmente me gusta mucho el inicio de la inmortal novela Robert A Heinlein "Tropas del Espacio":


-¡Vamos. micos!,¿Acaso queréis vivir para siempre?
Alocución de un sargento desconocido a su pelotón. en 1918.

"Siempre me entran escalofríos antes de una bajada. Ya me han dado las inyecciones, por supuesto, y me han sometido a la preparación hipnótica, por tanto, cabe suponer que no debo sentir miedo. El psiquiatra de la nave ha comprobado mis ondas cerebrales, haciéndome preguntas tontas mientras yo estaba dormido, y me dice que noes miedo, que no es nada importante..., que solo es como ese temblor característico del caballo de carreras ansioso por lanzarse en la puerta de salida.
Sobre eso no puedo opinar, pues nunca he sido caballo de carreras, pero la verdad es que cada vez siento un terror mortal."

La entrada de la película "El juego de Ender" (Ender´s Game), basado en la novela homónima de Orson Scott Card.

De hecho la película tiene tres tipos de inicios, en este orden:
"Con una frase o cita"
"Con una acción colectiva"
"Comenzar hablando de una segunda persona, un interlocutor o al lector"




Otro buen ejemplo es el "opening" de CONAN The Barbarian:




Mismo ejemplo pero ahora directamente del primer relato de Conan "El Fénix en la Espada", por Robert E. Howard, en él se supone se están citando las "Crónicas Nemedias" :

"Sabe, oh príncipe, que entre los años en que los océanos se tragaron a la Atlántida y sus brillantes ciudades, y antes de la aparición de los hijos de Aryas, hubo una edad de ensueño en la que esplendorosos reinos ocuparon la tierra como el manto azul entre las estrellas: Nemedia, Ophir, Brythunia, Hyperborea, Zamora, con sus mujeres de cabellos negros y sus torres de terrorífico misterio; Zingara, con sus caballeros; Koth, que hace frontera con las tierras pastorales de Shem; Estigia, con sus tumbas guardadas por sombras; Hyrkania, cuyos jinetes llevan acero, seda y oro. Pero el más orgulloso reino del mundo era Aquilonia, que reinaba suprema en el dormido occidente.
Y allí llegó Conan, el Cimmeriano, cabello negro, mirada hosca, con su espada en la mano, ladrón, asaltante, asesino, de grandes tristezas y grandes alegrías, preparado para pisotear con sus pies calzados con sandalias los enjoyados tronos de la Tierra."

Las Crónicas Nemedias 
  • 3. Comenzar con una particularidad del personaje (en su actuación o en su aspecto).

En otras palabras la idea es comenzar describiendo a un personaje física, mentalmente o ambos. 
"La forma de la espada", de Jorge Luis Borges.

«Le cruzaba la cara una cicatriz rencorosa: un arco ceniciento y casi perfecto que de un lado ajaba la sien y del otro el pómulo. Su nombre verdadero no importa; todos en Tacuarembó le decían el Inglés de La Colorada».

"La guerra del fin del mundo", de Mario Vargas Llosa

«El hombre era alto y tan flaco que parecía siempre de perfil. Su piel era oscura, sus huesos prominentes y sus ojos ardían con fuego perpetuo. Calzaba sandalias de pastor y la túnica morada que le caía sobre el cuerpo recordaba el hábito de esos misioneros que, de cuando en cuando, visitaban los pueblos del sertón bautizando muchedumbres de niños y casando a las parejas amancebadas. Era imposible saber su edad, su procedencia, su historia, pero algo había en su facha tranquila, en sus costumbres frugales, en su imperturbable seriedad que, aun antes de que diera consejos, atraía a las gentes».

"León el africano", de Amin Maalouf

«A mí, Hasan, hijo de Mohamed el alamín, a mí, Juan León de Médicis, circuncidado por la mano de un barbero y bautizado por la mano de un Papa, me llaman hoy el Africano, pero ni de África, ni de Europa, ni de Arabia soy. Me llaman también el Granadino, el Fesí, el Zayyati, pero no procedo de ningún país, de ninguna ciudad, de ninguna tribu. Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía. Mis muñecas han sabido a veces de las caricias de la seda y a veces de las injurias de la lana, del oro de los príncipes y de las cadenas de los esclavos. Mis dedos han levantado mil velos, mis labios han sonrojado a mil vírgenes, mis ojos han visto agonizar ciudades y caer imperios. Por boca mía oirás el árabe, el turco, el castellano, el beréber, el hebreo, el latín y el italiano vulgar, pues todas las lenguas, todas las plegarias me pertenecen. Mas yo no pertenezco a ninguna. No soy sino de Dios y de la tierra, y a ellos retornaré un día no lejano».

“Lolita”, de Vladimir Nabokov.

“Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Mi pecado, mi alma. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo.Li.Ta.Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuan­do firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita”
  • 4. Comenzar contando un hecho general, para ir poco a poco ingresando en una vida particular (partir de lo general a lo particular).

Un excelente ejemplo lo represente "Soy Leyenda" (I´m Legend)  de Richard Matheson.
    "I - Enero de 1976
     1
     En aquellos días nublados, Robert Neville no sabía con certeza cuándo se pondría el sol, y a veces ellos ya ocupaban las calles antes de que él regresara. Durante toda su vida, la hora del crepúsculo estaba relacionada con el aspecto del cielo, y por lo general, prefería no alejarse demasiado.
     Paseaba alrededor de la casa, bajo una luz grisácea y débil, con un cigarrillo en la boca y un hilo de humo por encima del hombro. Comprobó que las ventanas no tuvieran alguna madera suelta. Los ataques más violentos dejaban tablones rotos o medio arrancados, y debía remendarlos. Odiaba esta tarea. Hoy afortunadamente, sólo faltaba un tablón.
     Cuando estuvo en el patio revisó el invernadero y el depósito de agua. A veces los hierros que cubrían el depósito se aflojaban y las cañerías estaban retorcidas o rotas. A veces, en el invernadero, las piedras que arrojaban por encima del muro agujereaban los cristales y había que cambiarlos.
     Pero el depósito y el invernadero estaban intactos en esta ocasión.
    Regresó a la casa. Cuando abrió la puerta de calle apareció en el espejo una imagen de sí mismo absolutamente distorsionada. Hacía un mes que había colgado allí aquel espejo agrietado. Al cabo de pocos días, algunos trozos caían en el porche. Puede caer entero, pensó. No tenía idea de colgar allí otro maldito espejo; no valía la pena. En cambio, había puesto algunas cabezas de ajo. Darían mejor resultado.
     Cruzó lentamente la sala, sumida en el más absoluto silencio, dobló por el oscuro pasillo de la izquierda, y entró en el dormitorio.
    En otro tiempo, la habitación había estado abarrotada de adornos, pero ahora todo era completamente funcional. Como la cama y el escritorio ocupaban muy poco espacio, había convertido una pared en almacén.
      En el estante se podía encontrar un serrucho, un torno y una piedra de esmeril. Y en la pared, un muestrario completo de herramientas.
     Neville cogió el martillo y encontró, en medio del desorden de una caja, unos cuantos clavos. Volvió a salir, y clavó rápidamente el tablón que se había estropeado, arrojando los clavos restantes en la derrumbada puerta próxima.
      Permaneció allí durante un rato, de pie en el jardín, contemplando la calle larga y silenciosa. Era un hombre alto, tenía treinta y seis años y su ascendencia era inglesa y alemana. En su rostro, nada llamaba especialmente la atención, excepto la boca, ancha y firme, y los brillantes ojos azules, que observaban ahora las ruinas de las casas vecinas. Las había quemado para evitar que se acercaran por los tejados.
      Pasados algunos minutos, respiró hondo y volvió a entrar. Arrojó el martillo sobre el sofá de la entrada, encendió otro cigarrillo y tomó la copa de la media mañana.
     Poco después entró en la cocina de mala gana. Debía deshacerse de la basura acumulada en el vertedero. Debía también quemar los platos y vasos de papel, y quitar el polvo a los muebles, y lavar el fregadero y la bañera, y cambiar las sábanas y la funda de la almohada. Pero vivía solo, y esas cosas podían esperar."

Otro buen ejemplo escrito es : Iónich (Antón Chéjov)

"Cuando los recién llegados a S., capital de provincia, se quejaban del aburrimiento y de la monotonía de la vida, los habitantes de la ciudad, como justificándose, decían que, por el contrario, en S. se estaba muy bien; que había allí una biblioteca, un teatro, un club; que había bailes y que, por fin, había familias inteligentes, interesantes y agradables, con las cuales se podía trabar conocimiento. Y mencionaban a la familia de los Turkin coma la más instruida y talentosa.
Esta familia vivía en una casa propia, situada en la calle principal, cerca de la residencia del gobernador. Iván Petróvich Turkin, hombre corpulento, moreno, guapo, con patillas, organizaba espectáculos de aficionados, con fines benéficos, interpretaba él mismo papeles de viejos generales y solía toser entonces en forma muy graciosa. Conocía muchos chistes, charadas y dichos; solía bromear y decir ocurrencias, y siempre tenía una expresión que no dejaba comprender si hablaba en serio o en broma. Su esposa, Vera Iósifovna, delgada y simpática dama con pince-nez, escribía largas narraciones y novelas y las leía gustosamente, en voz alta, a sus visitas. Su joven hija, Ekaterina, tocaba el piano. En una palabra, cada miembro de la familia tenía algún talento propio."

Ahora un ejemplo en video -sugerido muy atinadamente por GABO del Turno Intermedio-:

Como entrenar a tu Dragon.

En su inicio, esta excelente película animada te describe la sociedad de "Berck" de forma progresiva hasta terminar aterrizando en nuestro personajes principal: HIPO.



  • 5. Comenzar con un sentimiento y enlazar con una descripción ampliatoria. 

"Asfixia", de Chuck Palahniuk

«Si vas a leer esto, no te preocupes. Al cabo de un par de páginas ya no querrás estar aquí. Así que olvídalo. Aléjate. Lárgate mientras sigas entero. Sálvate. Seguro que hay algo mejor en la televisión. O, ya que tienes tanto tiempo libre, a lo mejor puedes hacer un cursillo nocturno. Hazte médico. Puedes hacer algo útil con tu vida. Llévate a ti mismo a cenar. Tíñete el pelo. No te vas a volver más joven. Al principio lo que se cuenta aquí te va a cabrear. Luego se volverá cada vez peor».

"La Bestia en la Cueva". de H.P. LOVERCRAFT

"La horrible conclusión que se había ido abriendo camino en mi espíritu de manera gradual era ahora una terrible certeza. Estaba perdido por completo, perdido sin esperanza en el amplio y laberintico recinto de la caverna de Mammoth."
  • 6. Comenzar con un hecho sorpresivo.

Este es uno de los tipos de inicios mas empleados en las pelis de Terror.
Quizás el mejor ejemplo se el inicio de HELLRAISER, basada en la novela homónima de Clave Barker.



Como ejemplo escrito leamos el inicio del cuento de Ciencia Ficción Militar "PRIMERA LÍNEA" del escritor argentino Carlos Gardini:
       "El cielo es un caldo rojo cruzado por tajos blancos. Colores sucios vibran en la nieve sucia. El ruido es una inyección en el cerebro. Acurrucado en un pozo de zorro, el soldado Cáceres no tiene miedo, sino que piensa que el espectáculo vale la pena aunque el precio haya sido el miedo. De pronto es como si le sacaran la inyección, dejándole un hueco doloroso. Un ruido se desprende del ruido. Un manotazo de tierra y nieve sacude al soldado Cáceres. Un silencio gomoso le tapa los oídos.
        Cuando abre los ojos, el cielo es blanco, hiriente, liso. Y el silencio sigue, un silencio puntuado por ruidos goteantes, quebradizos: pasos, voces, instrumentos metálicos. El suelo es blando. El suelo es una cama, una cama en una pieza de hospital. Un tubo de plástico le llega al brazo. Le duelen las manos.
        Un médico joven se le acerca mirándolo de reojo.
—Quédate tranquilo —le dice—. Te vas a poner bien.
—Mis manos —dice el soldado Cáceres—. ¿Cómo están mis manos?
        El médico tuerce la boca, se encoge de hombros.
—No están —dice al fin, sonriéndole sin ninguna razón a un jarrón con flores marchitas—. No están más.
       No era lo único que había perdido."
  • 7. Comenzar con una frase breve (información puntual)-mas datos- frase breve que indica la primera acción (mis chicos de la UAD lo llaman "inicio Boomerang").

Un buen ejemplo lo constituye el inicio del relato de Ciencia Ficción "EL INTERMEDIARIO" del escritor Uruguayo, radicado en Argentina Marcial Souto.
     "Carlitos, el bloc en la mano izquierda y el lápiz en la mano derecha, esperó a que su madre abriese los ojos. 
       La madre, en la silla de ruedas, torció la boca y movió apenas la cabeza, arrugando la frente; le temblaron las manos pálidas y delgadas.
       Por la ventana se veían los troncos de los árboles, salpicados por los primeros y movedizos rayos de sol. El viento y los pájaros saludaban el nuevo día con un tímido contrapunto de voces.
     Carlitos sentía en los hombros las manos firmes de la enfermera, que acababa de hablar por teléfono.
—Ya viene la ambulancia, Carlitos. Y también tus tías. No te preocupes.
      Los ojos de la madre de Carlitos se abrieron por fin, parpadearon y se quedaron mirando un punto fijo, a la altura del pecho del niño.
—Señora Clara... —dijo la enfermera, sin moverse.
     Carlitos pasó el lápiz a la mano izquierda, donde tenía el bloc, y tendió la derecha.
     Antes de que pudiese tocarla, la madre lo detuvo con un ademán.
—Cuéntame.
     Carlitos retiró la mano, tomó de nuevo el lápiz y empezó a dibujar."


Otro ejemplo es el inicio del relato "Reunión" de John Cheever: 

"La última vez que vi a mi padre fue en la Estación Gran Central. Yo iba de la casa de mi abuela, en los Adirondack, a una casa de campo en el Cabo alquilada por mi madre, y le escribí a mi padre diciéndole que estaría en Nueva York, durante hora y media, mientras esperaba mi segundo tren. Le pregunté si podíamos almorzar juntos. Su secretaria me escribió diciendo que él se encontraría conmigo a mediodía frente al mostrador de información, y a las doce en punto lo vi venir entre la gente. Para mí era un desconocido -mi madre se había divorciado de él hace tres años y desde entonces no lo había visto- pero apenas lo vi sentí que era mi padre, un ser de mi propia sangre, mi futuro y mi condenación. Supe que cuando creciera me parecería a él; tendría que planear mis campañas ateniéndome a sus limitaciones. Era un hombre alto y apuesto, y me complació enormemente volver a verlo. Me palmeó la espalda y me estrechó la mano."
  • 8. Comenzar hablando de una segunda persona, un interlocutor o al lector (por ejemplo rompiendo la cuarta barrera). 

"Kokoro, a vida o muerte. Dragó entrevista a Dragó", de Fernando Sánchez Dragó

«¿Han leído la dedicatoria de este libro? Tengo que añadirle algo… Naoko, que desde hace una década comparte, a pie de obra, todos mis minutos, mis horas y mis días, me pidió en ese instante supremo y, acaso, postremo, que volviera, y lo hice. No quería ni debía abandonarla. Le llevo treinta y ocho años. La conocí, cuando yo tenía cincuenta y nueve, en Kioto. Era mi alumna. Daba yo, allí, un curso sobre mi novela El camino del corazón y… Cosas que pasan. He sido y soy, sucesiva o simultáneamente, su profesor, su maestro, su ligue, su amante, su novio, su marido, su jefe, su socio, su padre, su tutor, su Edipo feliz, e incluso, por mi edad y la suya, su abuelo».


"EL JUEGO DE ENDER" (ENDER'S GAME) de Orson Scott Card.
La novela de Scott Card inicia con una conversación entre dos oficiales, platicando sobre el personaje central: ENDER.

"—He mirado con sus ojos, he escuchado con sus oídos, y te digo que es el indicado: o por lo
menos, lo más adecuado que vamos a encontrar.
—Eso es lo que se dijo del hermano,
—El hermano resultó imposible. Por otras razones. Independientemente de su capacidad.
—Lo mismo pasó con la hermana. Y hay dudas sobre él. Es demasiado maleable. Demasiado
dispuesto a sumergirse en la voluntad de otro.
—No si el otro es su enemigo.
—¿Qué hacemos entonces? ¿Rodearle continuamente de enemigos?
—Si es preciso, sí.
—Creía que habías dicho que te gustaba ese chico.
—Si los insectores le cogen, harán que parezca que soy su tío favorito.
—De acuerdo. Al fin y al cabo, se trata de salvar al mundo. Siga con él."
  • 9. Comenzar con una acción colectiva en un largo párrafo.

Este tipo de inicio es muy común en las pelis de guerra o dramas históricos. La idea es comenzar describiendo o mostrando una secuencia de acción que involucre a muchas personas o bien una escena donde varios personajes están interactuando de forma colectiva -y no necesariamente de forma violenta-.  
GLADIADOR:
Enemy at the Gates:

Un buen ejemplo escrito lo refleja el inicio de "LA GUERRA INTERMINABLE" (The Forever War) de Joe Haldeman, un clásico de la Ciencia Ficción militar:

"PARTE I - SOLDADO MANDELLA
1
—Esta noche les mostraremos ocho maneras silenciosas de matar a un hombre.
Quien hablaba era un sargento que parecía llevarme apenas cinco años. Si alguna vez mató a algún hombre en combate, en silencio o como fuera, habría sido en su niñez.
Por mi parte conocía ya ochenta maneras de matar a un hombre, aunque casi todas eran bastante ruidosas. Adopté una postura erguida, puse cara de cortés atención y dormité con los ojos abiertos. Casi todos hacían lo mismo; ya sabíamos que nunca se aprendía nada importante en esas clases vespertinas.
Me despertó el proyector, que pasaba una película breve donde se veían las «ocho maneras silenciosas». A algunos de los actores les habrían lavado el cerebro, pues los mataban de veras. Al acabar la proyección una de las muchachas sentadas en la primera fila levantó la mano. El sargento le hizo un gesto y ella se puso en pie. No era fea, aunque sí algo cargada de hombros y gruesa de cuello, defecto que cualquiera adquiere tras pasar un par de meses cargando un bulto pesado.
—Señor...
Había que llamar «señor» a los sargentos hasta graduarse.
—Señor, casi todos estos métodos parecen un poco... poco tontos.
—¿Por ejemplo?
—Pues... matar a un hombre dándole un golpe en los riñones con una herramienta para cavar trincheras. ¿Cuándo en la vida real nos vamos a encontrar sólo con una herramienta, sin pistola ni puñal? ¿Por qué no liquidarlo de un golpe en la cabeza, simplemente?
—¿Y si tiene el casco puesto? —objetó el sargento.
—Además, ¡quizá los taurinos ni siquiera tienen riñones!
Estábamos en 1997 y nadie había visto a un taurino; ni siquiera habíamos encontrado trozos mayores de taurino que algún cromosoma chamuscado.
—Tal vez no los tengan —respondió el sargento, encogiéndose de hombros—, pero su química fisiológica es similar a la nuestra, y eso nos permite suponer que son seres igualmente complejos. Forzosamente tienen debilidades y puntos vulnerables; a ustedes les toca descubrirlos. Eso es lo importante.
En seguida agregó, agitando un dedo hacia la pantalla:
—Esos ocho convictos murieron para que ustedes aprendieran a matar a los taurinos, ya sea con una pistola de rayos láser o con una lima.
La muchacha se sentó, no muy convencida, al parecer.
—¿Alguna otra pregunta?
Nadie levantó la mano.
—Bien. ¡Aten... ción!
Nos levantamos a tropezones bajo su expectante mirada.
—¡Jódase, señor! —saludó el coro habitual, ya cansado.
—¡Más alto!
—¡Jódase, señor!
Decididamente, era, de todos, el lema moral menos inspirado del ejército.
—Así está mejor. No olviden, mañana hay maniobras antes del alba. Comida a las 0330, primera formación a las 0400. Quien esté en cama después de las 0340 se ganará un azote. Rompan filas."

Otro ejemplo es -una vez mas- la escena con que abre "Tropas del Espacio" (Starship Troopers) del gran Robert A. Heinlein. Pero como es bastante largo, les invito a buscar el libro y leerlo. 

Ultimo ejemplo escrito: el inicio del relato "Bola de Sebo" de Guy de Maupassant.

"Durante varios días atravesaron la ciudad los restos de un ejército que, más que tropa, parecía una horda desbandada. Los hombres tenían la barba larga y sucia, los uniformes hechos jirones, y avanzaban visiblemente abatidos, sin bandera ni regimiento. Se veían abrumados, vencidos por el cansancio, incapaces de pensar o de tomar una resolución, marchando sólo por el efecto de la costumbre y cayendo rendidos tan pronto como se detenían. La mayoría de ellos eran movilizados, gente pacífica, tranquilos rentistas exhaustos y doblados bajo el peso del fusil; otros eran jóvenes voluntarios, impresionables y entusiastas, con la misma disposición para el ataque que para la huida; también, y mezclados con ellos, iban algunos calzones rojos, restos de una división diezmada en una terrible batalla, artilleros sombríos alineados junto a los infantes; y, de vez en cuando, aparecía el casco brillante de un dragón de paso tardo, que seguía penosamente el andar ligero de los soldados de infantería..."
  • 10. Comenzar con una referencia especial al lugar.

"La Regenta", de Leopoldo Alas Clarín
«La heroica ciudad dormía la siesta. El viento sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el norte. En las calles no había más ruido que el rumor estridente de los remolinos de polvo, trapos, pajas y papeles, que iban de arroyo en arroyo, de acera en acera, de esquina en esquina, revolando y persiguiéndose, como mariposas que se buscan y huyen y que el aire envuelve en sus pliegues invisibles. Cual turbas de polluelos, aquellas migajas de la basura, aquellas sobras de todo, se juntaban en un montón, parábanse como dormidas un momento y brincaban de nuevo sobresaltadas, dispersándose, trepando unas por las paredes hasta los cristales temblorosos de los faroles, otras hasta los carteles de papel mal pegados a las esquinas, y había pluma que llegaba a un tercer piso, y arenilla que se incrustaba para días, o para años, en la vidriera de un escaparate, agarrada a un plomo. Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía la digestión del cocido y de la olla podrida».

"El hobbit", de J. R. R. Tolkien
«En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad».


"Armagedón", de Frederic Brown
"Tuvo lugar, entre todos los lugares del mundo, en Cincinnati. No es que tenga nada en contra de Cincinnati, pero no es precisamente el centro del universo, ni siquiera del estado de Ohio. Es una bonita y antigua ciudad y, a su manera, no tiene par. Pero incluso su cámara de comercio admitiría que carece de significación cósmica. Debió de ser una simple coincidencia que Gerber el Grande - ¡vaya nombre! - se encontrara entonces en Cincinnati.
Naturalmente, si el episodio hubiera llegado a conocerse, Cincinnati se habría convertido en la ciudad más famosa del mundo, y el pequeño Herbie sería aclamado como un moderno san Jorge y más celebrado que un niño bromista. Pero ni uno solo de los espectadores que llenaban el teatro Bijou recuerda nada acerca de lo ocurrido. Ni siquiera el pequeño Herbie Westerman, a pesar de tener la pistola de agua que tan importante papel jugó en el suceso."
  • 11. Comenzar con una indicación temporal. (futuro o pasado).Ejemplo:

"Historia de dos Ciudades" de Charles Dikens.http://www.biblioteca.org.ar/libros/133460.pdf
«Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, solo es aceptable la comparación en grado superlativo».

"Cita con Rama", novela de Ciencia Ficción "dura" de Arthur C. Clarke.

«Más temprano o más tarde, tenía que suceder. El 30 de junio de 1908 Moscú escapó de la destrucción por tres horas y cuatro mil kilómetros, un margen invisiblemente pequeño para las normas del universo. El 12 de febrero de 1947 otra ciudad rusa se salvó por un margen aún más estrecho, cuando el segundo gran meteorito del siglo XX estalló a menos de cuatrocientos kilómetros de Vladivostok provocando una explosión que rivalizaba con la bomba de uranio recientemente inventada».

"El amante de Lady Chatterley", de D.H. Lawrence
«La nuestra es una época esencialmente trágica, así que nos negamos a tomarla por lo trágico. El cataclismo se ha producido, estamos entre ruinas, comenzamos a construir hábitats diminutos, a tener nuevas esperanzas insignificantes. Un trabajo no poco agobiante: no hay camino suave hacia el futuro, pero le buscamos vueltas o nos abrimos paso entre los obstáculos. Hay que seguir viviendo a pesar de todos los firmamentos que se hayan derrumbado».
  • 12. Comenzar prometiendo un suceso y no dar mas que algunos datos mínimos acerca del mismo (sin revelar el suceso).

"Pesadilla despierto", de Frederic Brown.

"Todo empezó como un sencillo caso de asesinato. Esto ya era bastante malo, porque era el primer asesinato cometido durante los cinco años que Rod Caquer llevaba de Teniente de las Fuerzas de Policía, en el Sector Tres de Callisto.
Toda la población del Sector Tres se sentía orgullosa de aquella marca, o por lo menos se había sentido, hasta que aquel récord había dejado de significar algo.
Pero antes de que aquel caso se terminara, nadie se habría sentido más contento que Rod Caquer si el asunto hubiese sido un simple caso de asesinato sin complicaciones cósmicas.
Los sucesos empezaron a ocurrir cuando el zumbido del aparato hizo que Rod Caquer dirigiera la mirada hacia la pantalla de su telecomunicador.
La imagen de Barr Maxon, Director del Sector Tres, le contemplaba severamente.
- Buenos días, Director - dijo Caquer, amablemente -. Me gustó mucho el discurso que pronunció la noche pasada sobre los..."

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